“ No en la sien, como suelen los suicidas, porque eso sería hacerlo con la razón, sino en el corazón”, dice Julio Toyos. De pie sobre el círculo central que dominó durante una década, en medio del silencio del estadio, rodeado de las gradas vacías que lo aclamaron como a un dios, el 5 de Nacional se sacó un revólver y lo apoyó en el pecho, haciendo estallar el corazón. Hacia el centro de ese lugar se encaminaba en una noche de invierno Abdón Porte. El estadio había sido cien años antes la chacra de una vieja en la que se firmaron los tratados con Oriente y fue investido José Gervasio Artigas Jefe de los Orientales y Protector de los Pueblos Libres, el líder de la Revolución del Río de la Plata. A la una de la madrugada del 5 de marzo de 1918 Abdón Porte dejó la fiesta y se subió a un tranvía que lo dejó a las puertas del Parque Central. Tras un partido en que Nacional derrotó al Charley 3-1, la plantilla fue a celebrar una cena en la sede del club, en el centro de Montevideo. Ese mismo año el club colocó en su puesto a Alfredio Zibechi y Porte se sentó, por primera vez, en el banquillo. El escritor Eduardo Galeano cuenta que incluso se asomaban los silbidos a la tribuna cuando Abdón cedía. “ Entonces”, dice Toyos, “cualquier profesión, fuera periodista, abogado o futbolista, merecía toda la pasión en absoluto, sin ningún límite”.Īdorado por las gradas, símbolo indiscutible de Nacional, equipo creado como “ respuesta criolla al fútbol de los gringos”, Abdón Porte empezó a ver a los 38 años la hora en la que nada puede devolver lo que fuiste. Estuvo de baja de casi un mes, el mayor tiempo que Abdón Porte permaneció sin jugar al fútbol. De su esfuerzo da cuenta una anécdota: en una época en el que no había sustituciones se lesionó a los diez minutos y jugó cojo el resto del partido. Para ese hombre no había nada más importante que ponerse la camiseta”, comenta el periodista Jorge da Silveira en un documental dedicado a Porte emitido por el Canal 12 de Montevideo: “ Un hombre de poca conversación y terrible entrega. Lo dejaba todo para defender a su Nacional. “ Abdón Porte lo dejaba todo en el campo. Estuvo en la selección nacional que ganó la primera Copa América y contabilizó en 207 partidos 19 títulos. “Fue un tremendo macho, pero no agredía”, destaca el periodista Julio Toyos. “ Era”, según Xosé de Enríquez, “ era un lungo rústico, flaco, morochón y peloduro”. Manso en la cancha aunque lo rompieran a patadas”, escribió Luis Scapinachis. Era un muchachón bueno, amigo de los amigos gauchazo para hacer bien. Abdón Porte era notable, con virtudes y cualidades extraordinarias, defensivas y de colaboración, bien conocidas y recordadas por mucho tiempo, por los aficionados de antaño. “Era un típico hombre defensivo de estilo combativo tenaz centre-half de un período brillante del fútbol oriental. Fue el primer medio volante en alzarse como máximo goleador en Uruguay. En ese tiempo Porte fue situado en el centro del campo como stopper, un todocampista de pulmones exagerados que devoraba en la marca a los delanteros y percutía como un hipopótamo en el campo rival, arrastrando la pelota hasta engullirla. Un año después era ya capitán con el 5 a la espalda. Su leyenda comenzó un 12 de marzo de 1910 en la banda derecha del Gran Parque Central, el estadio del coloso del Río de la Plata. No pasó inadvertida su presencia y liderazgo para Nacional, que lo hizo llegar al tricolor en sólo unos meses. “Formidable columna y rasgos característicos”, le dijeron los periódicos.Ībdón Porte debutó en el Colón y siguió en el Libertad, los dos en la Primera División. Su estampa era de indio antiguo, como si una pareja superviviente lo hubiese engendrado a escondidas. Era fuerte y dominador la foto de su juventud lo presenta con una mandíbula ancha y rasgos profundos de chamán efebo, con las cejas larguísimas cubriéndole los ojos a modo de visera tormentosa. Porte creció pateando el balón y exhibiendo dotes de mando. Nació El Indio, como le llamaban, en 1880 de él se cuenta que tuvo infancia de traste en la barriada de Libertad, departamento uruguayo de Durazno, llamado así porque fue creado alrededor de un duraznero, el naranjo americano. Fue enterrado en el monte Amalec en el fondo de los tiempos, cuando Abdón Porte era aún descendiente de sus descendientes. Juzgó en Israel ocho años y su nombre venido del hebreo significa siervo. El primer Abdón era hijo de Hillel el piratonita: dio a la tierra cuarenta hijos y treinta nietos que montaban en setenta burros.
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